Consejos para hacer una buena elección

Iluminar es un arte y a quien diga lo contrario sentimos tener que decirle que está equivocado. A menudo, cuando se compra una vivienda o se adquiere un local comercial, la iluminación es para muchos el elemento más difícil de atajar a la hora de decorar el lugar y lograr el ambiente deseado. Sin embargo, con unos simples consejos esta tarea puede convertirse en algo muy sencillo.
El primer paso consiste en determinar el efecto que queremos conseguir, es decir, si simplemente buscamos una iluminación general, que nos permita realizar las tareas cotidionas, lo que se logra con la utilización de aparatos de haz amplio y uniforme, del tipo de reflectores de luz directa o indirecta, o bien si lo que pretendemos conseguir es una iluminación de realce, entendida como fórmula para evitar la monotonía normalmente asociada a la iluminación general. Nos referimos, por ejemplo, a destacar un cuadro, un mueble o una zona determinada de la estancia, lo que puede lograrse generando una iluminación más intensa mediante focos halógenos direccionales, proyectores de carril o posicíonales empotrados específicos.
Otros factores relacionados con el tipo de ambiente que queremos definir también pueden ayudarnos a decidir, éste es el caso de la importancia de la fidelidad cromática, el tiempo de encendido de la luminaria, las condiciones ambientales o los requisitos de mantenimiento y consumo de energía.
Nos queda por decidir, claro está, si queremos crear un ambiente cálido o frío, la importancia de que el aparato armonice con el interior y el lugar en el que la instalaremos.
Con todos estos elementos en la mano, podemos pasar a la elección de los aparatos. El mercado ofrece una gama lo suficientemente amplia como para satisfacer cualquier necesidad por complicada que pueda resultar a primer vista.